Enc. en tapa dura de la editorial con sobrecubiertas. Muy ilustrado con fotografías. 347 pp. Weidenfeld & Nicolson. London, 2005.

Retrato de una civilización que floreció en la memoria viva y dejó una marca indeleble en la historia En el siglo XIII, el idioma y la cultura yiddish comenzaron a extenderse desde Renania y Baviera lentamente hacia el este hacia Austria, Bohemia y Moravia, luego hacia Polonia y Lituania y finalmente hacia el oeste, Rusia y Ucrania, cada vez menos alemanes y más eslavos en el proceso. En su apogeo de finales de la Edad Media, la sociedad yiddish, culturalmente vibrante, económicamente exitosa, intelectualmente aventurera y en gran medida autónoma, se extendía desde Riga en el Báltico hasta Odessa en el Mar Negro. En la década de 1650, las masacres de Chmielnicki en Ucrania por los cosacos mataron a 100.000 Judíos, lo que obligó a los que quedaron a extenderse a las pequeñas ciudades (shtetls) y aldeas. La ruptura de Polonia-Lituania, un refugio seguro para los judíos en los siglos anteriores, a fines del siglo XVIII perturbó aún más la sociedad yiddish, al igual que los pogromos antijudíos rusos desde la década de 1880 en adelante, en el mismo momento en que el yiddish estaba produciendo un Una rica corriente de obras de teatro, poemas y novelas. Paul Kriwaczek describe el desarrollo, a lo largo de los siglos, del idioma yiddish, la religión, las ocupaciones y la vida social, el arte, la música y la literatura. El libro termina describiendo cómo el estilo de vida yiddish se convirtió en una de las piedras angulares de la cultura estadounidense moderna y, por tanto, mundial.