32x24,5. 303 pp. Cartoné. Fotografías en color y b/n. Fotomecánica Principado. Asturias, 2008.

La fotografía nació para fijar en el tiempo la imagen del pasado, para recuperar los días que se fueron para no regresar. «Avilés en el pasado», el libro del fotógrafo Nardo Villaboy y del cronista oficial, Justo Ureña, sigue por esos derroteros. El palacio de Valdecarzana acoge esta tarde, a las ocho y cuarto, la presentación de esta recopilación de la historia, una nueva mirada hacia el futuro. Ureña y Villaboy hace catorce años contaron el pasado en imágenes por primera vez; aquel primer libro llevaba por título «Avilés en el recuerdo». El de ahora, la última publicación, se llama «Avilés en el pasado», el relato más cercano confundido por la evocación. Este libro hace el número 35 de los editados hasta la fecha por Nardo Villaboy. «Siempre me emociona volver sobre la historia de mi ciudad, más aún si el pasado se ilustra con fotografías», comentó el editor. Villaboy cuenta con un largo archivo de imágenes antiguas, casi dos mil fotos de la ciudad, de sus personajes... «Ahora sólo sacamos quinientas treinta: la villa, por un lado ,y también los vecinos. Las ciudades son de sus habitantes», señaló. Ciento y pico de años en la historia de Avilés dan para no responder por el tiempo transcurrido, como se desprende de una mirada atenta a este último libro. El siglo XX cambió la faz de la villa absolutamente: una ciudad portuaria, que vivía de la pesca, en pocas décadas pasó a ser industrial y cubierta de humo. «Avilés en el pasado» se abre con una imagen tirada desde La Luz: sólo se ven la ría y algunos edificios en la margen izquierda; todavía no están los barrios del Sur que iba a traer la siderurgia.